HOSPITALES

Hospitales

El entorno en el que nos hemos desarrollado durante milenios y las costumbres de nuestros antepasados han marcado nuestra evolución y lo que somos. Los edificios que ocupamos, y especialmente los hospitales, nos aislan de la naturaleza afectando la sincronización de nuestro reloj biológico. El aire está viciado y repleto de patógenos nocivos, percibimos ruidos y actividad que interrumpen nuestra tranquilidad y descanso. Esto afecta a la capacidad de recuperación de los enfermos, a la eficiencia de los equipos médicos y al sosiego de los visitantes.

Si no tenemos en cuenta nuestras necesidades biológicas durante el diseño, la construcción y el uso de los edificios, estas construcciones no pueden calificarse como edificios saludables.

Para tener entornos que faciliten nuestro proceso de curación, debemos crear hospitales que reproduzcan las condiciones de la naturaleza. Nuestro cuerpo ha aprendido a utilizar estas condiciones para sanarnos, como por ejemplo la energía del sol (luz), la calidad del aire, los sonidos o las vistas, que nos ayudan a estar más relajados y a sanar más rápidamente.

El concepto “Diseño Centrado en la Persona” aporta soluciones que nos permiten afirmar con rotundidad que tendremos edificios más saludables.

Está surgiendo un movimiento nuevo en el que se están revisando los protocolos médicos, así como las características de las instalaciones, poniendo al enfermo en el centro de todos los esfuerzos. El concepto “Diseño Centrado en la Persona” aporta soluciones que nos permiten afirmar con rotundidad que tendremos edificios más saludables, donde se priorizarán factores de calidad ambiental interior, como la luz, la temperatura y la pureza del aire, la acústica, la biofilia o el diseño adecuado del espacio.

Es importante indicar que, si tuviéramos que priorizar entre los mencionados tres actores principales, el orden generalmente tendría que ser enfermo, equipo médico y visitante.
Situación que no se cumple con demasiada frecuencia en la actualidad, ya que los
protocolos médicos, que son tan importantes para reducir errores, en muchas ocasiones perjudican el descanso del enfermo. Tenemos que encontrar mejores alternativas.

Los edificios hospitalarios necesitan ser renovados. Y basándonos en el análisis de los problemas o defectos que tienen las instalaciones actuales, tenemos que modificarlos con valentía y determinación e incorporar las nuevas soluciones y tecnologías, creando nuevos circuitos de actuación o zonas de aislamiento.

Así contaremos con nueva distribución de espacios, para albergar modernos equipos médicos, podremos desinfectar con eficacia y crearemos ambientes más agradables.
Existe la oportunidad de hacer edificios nuevos o renovados, teniendo en cuenta
nuestras necesidades biológicas para adaptarse al siglo XXI. Y contribuir al proceso de sanación de los pacientes y al bienestar y la productividad del equipo médico a través del Diseño Centrado en las Personas y otras soluciones técnicas de diseño, construcción y uso de los espacios.

Por ejemplo, se están dando los primeros pasos en esta dirección cuando hacemos las UCIS con ventanas que aportan luz natural, o separando los circuitos de enfermos con infecciones. Esto solo es el principio de un proceso al que todavía le queda mucho recorrido, en base a conocimientos científicos contrastados y que a la larga afectará también a todas las áreas, instalaciones y protocolos de un hospital o centro de salud.

Es importante aplicar soluciones con conocimiento y rigor científico. Por ejemplo, la luz azul al principio del día sincroniza los relojes biológicos de todos los órganos y células para que trabajen bien coordinados y con su pico de capacidad en el momento adecuado. Lo necesitamos igual que una orquesta necesita a su director para crear armonía y belleza.

Espacios en hospitales - iluminación.

Esa misma luz azul si la aplicamos por la noche, corta la producción de melatonina con lo que esto implica a la hora de conciliar el sueño y su aportación a nuestra protección contra enfermedades como el cáncer.

Se estima que más de un tercio de los componentes del genoma están controlados por nuestro reloj biológico y más de la mitad de todas las vías de respuesta a fármacos también lo están.

El sistema inmunológico es un instigador del sueño. Como resultado de estar infectado, nuestro cuerpo requiere más tiempo de sueño para favorecer la curación, pero las personas duermen menos en los hospitales porque la organización de los hospitales dificulta un sueño profundo y reparador.

El nuevo conocimiento y prácticas científicas tienen el potencial de mejorar nuestras vidas ¡hagámoslo realidad en ambientes hospitalarios!

Silencio por favor y sin luces por la noche para propiciar un sueño profundo y reparador en los enfermos.

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